jueves, 2 de febrero de 2012

Ofrenda del Día de los Muertos: El arte más allá de la vida

“No todas las calaveras son anónimas; algunas tienen nombres inscriptos y, junto a ellas, hay ofrendas que representan sus gustos en vida”, afirma Walter López, guía de la muestra Ofrenda del Día de los Muertos, que se expone en el Museo Fernández Blanco.

El altar, iniciativa de la embajada mexicana para el ciclo México Vive en Buenos Aires, rinde homenaje a personalidades sobresalientes de la cultura argentina y de ese país, como María Elena Walsh, Roberto Fontanarrosa, Carlos Monsiváis y Francisco Galibondo Solar Cri Cri.

En la exposición se pueden encontrar figuras calavéricas que resemblan situaciones típicas de la vida de los paisanos mexicanos. Según el guía Federico Klass, las “calaveras caricaturescas” simbolizan que “la muerte no es el final y no se tiene que considerar como algo triste.” La coordinadora de guardias del Museo, Sandra Scarfo, explica que la exposición se lleva a cabo desde hace doce años durante una semana. Sin embargo, este año se extendió para que la gente pueda visitarla durante La Noche de los Museos.

En el altar se exponen decenas de figuras con forma de esqueleto que representan a los difuntos. A sus pies se encuentran cruces de claveles que se marchitan bajo el radiante sol y despiden un olor similar al de los cementerios. Entre las velas y vasijas mexicanas, se pueden depositar ofrendas, como azúcar, frutas, cigarrillos y el popular “pan de muertos”: “Un alimento con textura de pan de hamburguesa, pero con sabor dulce como almíbar”, explica Klass.

Esta vez la ofrenda se realizó al aire libre, a diferencia de años anteriores, cuando se llevó a cabo dentro de la capilla del Museo. Otro de los atractivos del altar es la exposición de los textos ganadores del Calaverita Literaria de este año, un concurso que convoca a autores para que envíen cantos con temática del Día de los Muertos. Es así que se puede llegar a leer un emotivo homenaje al negro Fontanarrosa.

Alrededor de 2.000 personas asistieron a la inauguración del altar el 2 de noviembre, día en que las razas nativas de américa celebran el Día de los Muertos desde antes de la llegada de los españoles. En el día de su apertura, se repartió cerveza y “pan de muertos” entre los asistentes. Además, dos paisanos honraron a los difuntos realizando un baile ritual autóctono y vistiendo pieles de zorro.

La ofrenda es una buena oportunidad para conectarse con la cultura mexicana y conocer su particular visión sobre la muerte, que no necesariamente representa algo negativo, sino el paso hacia un nuevo comienzo. Klass recuerda una de las frases que dijeron los mexicanos bailarines y que sintetiza el espíritu de la celebración: “Después de la muerte viene algo mejor, porque sino, la vida no tiene sentido.”


Noviembre 2011

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